San Gregorio I Magno y los
principios del espíritu cristiano medieval
A los manantiales de la
espiritualidad medieval encontramos a un papa que todavía pertenece a la
edad patrística: Gregorio I, llamado Magno, por la grandeza de su obra pastoral,
inmersa en la guerra entre longobardos y bizantinos. Él llega a ser papa en el
590, a cincuenta años, y muere en el 604. De la noble familia romana de los
Anicii, es el papa que favorece la conversión de los Angli y los longobardos,
influenciada por la reina Teodolinda, católica, y del rey longobardo Agilulfo.
Contado entre los Padres latinos, en realidad su mentalidad y su espiritualidad
ya es toda medieval. Su escrito más famoso es la Regla pastoral. Él traza la
calle maestra de la espiritualidad medieval, basada sobre la vida contemplativa.
Él distingue tres
órdenes: los laicos, los clérigos (sacerdotes) y los monjes. En los Moralia
propone la calle de la santidad como regreso del hombre a Dios, por dos modos:
vida activa y vida contemplativa. Los ejemplos bíblicos son los que señalarán
profundamente toda la vida espiritual medieval al menos hasta San Bernardo de
Chiaravalle: Marta y Maria, Lia y Rachele. La propensión de S. Gregorio I Magno
por la vida contemplativa y el cuento de la vida de S. Benedetto de
Norcia y de su Regla, presente en sus escritos, son de importancia capital para
comprender el espíritu del hombre medieval. El hombre es visto cómo el que es
destinado a la visión de Dios, y la vida monástica es considerada la cumbre de
la perfección cristiana. La doctrina espiritual de S. Gregorio es basada sobre
la reflexión psicológica e sobre la experiencia mística, que
lleva el hombre hacia la visión de Dios, aunque el medio para efectuar la visión
es el conocimiento, más que la unión mística. En esto él ya es todo medieval.
Por otra parte él no se detiene mucho sobre los aspectos extraordinarios de la
contemplación: él combate una fe basada sobre la ilusión. En él confluyen
todas las corrientes de espiritualidad de la Iglesia
antigua: las resume, ofreciéndolas a los nuevos pueblos bárbaros que han
tomado el sitio de los antiguos romanos. Su sencillez, la ausencia de especulación
demasiado complicda, la funcionalidad y la capacidad de resumir la herencia del
pasado lo convertirán en el padre espiritual de la Edad Media latina. La
experiencia de S. Gregorio hecha como apocrisario (funcionario imperial) a la
corte imperial bizantina lo ayuda a ser óptimo administrador
del patrimonio de la Iglesia romana, como a ser particularmente sensible a la
vida contemplativa, aptitud que le deriva del conocimiento de los Padres
Orientales. Él llevó a cabo la reforma de la liturgia, con la redacción
del Canon Romano e del canto litúrgico (gregoriano). E' el primer papa a
proclamarse servus servorum Dei (siervo de los siervos de Dios), título que
también le pertenece hoy al papa romano, y que distinguirá en los siglos todas
las firmas puestas por sus sucesores en los actos depositados en la Cancelaria
Pontificia.
S. Gregorio Magno