S. Patricio, S. Colombano y la
llegada de la espiritualidad irlandesa
Un segundo momento muy importante
del espíritu cristiano medieval se identifica con dos monjes irlandeses: S.
Patricio y S. Colombano. S. Patricio, patrón de Irlanda (m. 461), después
ser formado en la Gallia romana en ambientes monásticos, regresó a Irlanda cómo
obispo. Él animó el desarrollo del monacato, también entre los clérigos, e
instituyó comunidades de monjes y monjas, con funciones misioneras, bajo
su dependencia. Por la obra incansable
de este obispo y sus sus colaboradores, en Irlanda se consolidó una fuerte fe
católica, que todavía caracteriza hoy el pueblo irlandés. La selecta radical
de ascensos y de misión practicada de S. Patricio y de sus discípulos tendrá
por lo tanto consecuencias de importancia capital para la siguiente historia de
EIRE, con los choques y las guerras que en la época moderna caracterizarán las
relaciones con Inglaterra anglicana, y que todavía hoy se focalizan en el
Ulster (Irlanda del Norte).
S. COLOMBANO, (n.563 c.a.), crecido en la comunidad de Bangor, de rígida
observancia, se trasladó hacia el 591 a Gallia, dónde predicó a la corte de
rey Childeberto, rey de Austrasia. Se trasladó luego a los Vosgi, dónde fundó
una comunidad monástica, para la cual escribe la Regla de los monjes, una regla
de la comunidad, y dos Penitenciales. La fuerte llamada a una total
conformación con Cristo y al compartimiento de sus sufrimientos por la
penitencia suscitan conflictos con obispos y potentes locales. Por lo tanto fue
obligado al destierro. Se trasladó primero en Suiza, dónde fundó el
monasterio de S. Gallo, luego en Lombardía, a Bobbio, dónde murió en el 615.El
influjo de espiritualidad llevado en Europa de él y de sus discípulos, induce
los estudiosos a hablar de un verdadera y propia" invasión espiritual
irlandesa" para este particular período de paso de la época antigua a
aquel del alto medieval.
Espiritualidad irlandesa -caducidad del mundo y perfección de la vida
monástica son los dos puntos de referencia de la espiritualidad irlandesa. La
vida, a los ojos de S. Colombano, es incierta, fugaz, y las pretensiones de
conocimiento o inteligencia son tramposas. El único refugio seguro está en
Dios, en la oración y la elevación corporal y espiritual. El ideal monástico
revistió para los cristianos irlandeses una importancia excepcional, tanto como
para preferir la vida monástica a aquella clerical, non obstante de ser en
realidad muy parecidas. El monje se parece a un guerrero, pertenece a la
milicia de Cristo, y es llamado a la penitencia, hasta el martirio.
Efectivamente el monacato irlandés es uno forma de vida penitente: se éntra
en
el ordo paenitentium. Con esta perspectiva se convierte importante la
confesión privada, repetible, con el emerger de la figura del padre
espiritual. Nace por lo tanto un género literario particular, los penitenciales.
La espiritualidad irlandesa también se caracteriza por la asidua frecuencia de
la misa, de la comunion, de la representación del
salterio, o de largas letanías cantdas durante la noche, llamadas loricae
(corazas). Es en ese sentido que se vuelve famosa la oración llamada "la
coraza de S. Patricio."
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