Fé y maravilloso

(segunda parte)

 

La profunda unión entre fé y vida cotidiana en la vida del hombre medieval se puede también evidenciar en el desarroyo (aqui señalado en lineas generales) de la sociedad. El desarroyo del monequismo benedictino asume un alcance de carácter europeo a partir de la época carolingia. Tours, Fulda, San Gallo y Bobbio están entre los centros mas importantes. El crecimiento de los monasterios benedictinos concuerda  bien con la economía agrícola de los siglos de la alta edad media, caracterizados del sistema curtense. Los intercambios comerciales se reducen, las abadias adquieren por medio de donación vastos territorios, los cuales dan en enfiteusis a los campesinos. También la fé consecuentemente está ritmizada con la oración de las horas y de los trabajos en el campo. El contacto cotidiano con la Jerusalem celeste se realiza con la oración coral de los monjes y con su canto. En los siglos centrales de la edad media, con la mejora de la técnica agrícola (arado asimétrico y un distinto uso de los caballos de tiro) se realiza un crecimiento económico y demográfico que preludia el desarroyo de la civilización comunal y al despalazamiento de las popolaciones del campo a las ciudades. La ciudad, con personas que viven en estrecho contacto, con el multiplicarse de intercambios comerciales y el ascenso de nuevas clases sociales burgesas, que está lejana en su structura del silencio y de los ritmos lentos del monasterio. Así también la fé y la percepción de lo sobrenatural cambian. Asi, en el centro de la ciudad se pone la catedral, señal de la presencia, de la bendición y de la protección divina y las comunas compiten para hacerlas siempre mas bellas. La institución comunal, pacto de mutua asistencia entre los ciudadanos, hace surgir los nuevos ordenes mendigantes, más dispuestos al contacto con la gente, más agiles y móviles en comparación con los viejos monasterios. De recordar al final, la agiografía y la religiosidad popular, que atestigua visiones y contactos con lo divino, de santos y profetas, hombres y mujeres. Son famosas las visiones de San Francisco y de Santa Catarina de Siena, de la beata Angela de Foligno y de Santa Brigida de Suecia. Profetas apocalípticos come Joaquin de Fiore o místicos como Dante Alighieri predicen hechos terribles por falta de conversión. Milagros, estados de semi inconciencia, levitación, apariciones divinas son el pan cotidiano de estas experiencias. Un universo interesantísimo bajo muchos aspectos de vista y mas actual de lo que se pueda pensar.

 

 

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