El espíritu de romería: los lugares
El lugar más concurrido de los
romeros fue Roma. Aqui se andaba a orar sobre la tumba del príncipe de los apóstoles,
S. Pietro, y del evangelizador por antonomasia, S. Paolo. Uno de las calles más
famosas para alcanzar la capital del cristianismo del Norte fue la calle
Francigena, qué todavía hoy, en algunas tratas, casi es localizable intacta.
Ella, como se ve del papel de la
página anterior, bajó del reino franco, por los Alpes, Piamonte y Toscana,
hasta Roma. El flujo de los romeros dio a luz, a lo largo de las calles de las
romerías y en las sedes mismas de los santuarios, geriátricos, hospitales,
hoteles e institutos de acogida. El otro lugar de romería en la Europa
occidental fue Santiago del Compostella, en Galicia, en el Norte de España,
cerca del Oceano Atlántico, dónde se veneraron los estos mortales de S.
Giacomo Mayor. La ultima y la más larga de las peregrinaciones fue aquella en
Palestina, a Jerusalén, a visitar el Santo Sepulcro. Para el hombre medieval la
romería constituyó una metáfora de la vida, que no es sino un breve pasaje
hacia la morada definitiva, la comunión con Dios. Muchos romeros desearon hasta
ser enterrados cerca de la meta de su romería, para ser tan más conformes a la
vida de los santos que allí tuvieron su tumba, o bien en el valle de Josafat,
cerca de Jerusalén, dónde se creyó que ocurrirá el juicio universal, según
los profecías bíblicas. Este sentimiento de conformación y unidad con los
testigos de Dios sobre la tierra dio a luz también al culto de
las reliquias, qué, después del hallazgo de la Vera Cruz, se expandó a lo
largo de toda la edad media.
I
un antiguo mapa de Jerusalén y Santiago deCompostela